“Yo ahora estoy cuidando a los niños en casa”, dices con la boca pequeña, casi como si no fuera suficiente. Pero ¿por qué no sentimos orgullo al decirlo?

Criar a los hijos es, sin duda, uno de los trabajos más complejos y desafiantes que existen. Estamos hablando de formar seres humanos, de guiarlos hacia su independencia y bienestar emocional, de educar y nutrir su desarrollo. Este proceso debería reconocerse como el esfuerzo invaluable que es, no como una obligación que resta importancia a la persona que lo lleva a cabo.

El problema es que vivimos en una sociedad que nos impulsa constantemente a buscar la aprobación externa. Nos enseñan que para sentirnos valiosos necesitamos un trabajo adicional fuera del hogar, porque si “solo” eres madre, parece que no estás haciendo lo suficiente. Este discurso perpetúa la idea de que cuidar a los hijos no es un “trabajo real”, cuando en realidad es una de las labores más significativas y demandantes que existen.

 

El juicio constante sobre las madres

Muchas mujeres que deciden quedarse en casa para cuidar a sus hijos sienten que son juzgadas constantemente, tanto por su entorno como por ellas mismas. La presión es inmensa.

La sociedad ve la crianza como una “obligación” de las mujeres, en lugar de reconocer el gran esfuerzo y dedicación que requiere.

Esta desvalorización contribuye a que muchas madres sientan que deben justificarse, incluso cuando están llevando a cabo una tarea de suma importancia.

 

Además, está ese fuerte sentimiento de culpabilidad cuando llega el momento de regresar al trabajo después de la “etapa koala” con sus bebés, ese período donde la conexión y la dependencia son totales.

Muchas madres experimentan una sensación de abandono al separarse de sus hijos, como si estuvieran fallándoles al querer retomar su carrera profesional.

La otra cara de la moneda: el alivio de reencontrarte contigo misma


Pero aquí en Tipicare queremos dar voz a todas esas mujeres y recordar que, a veces, ese sentimiento de culpabilidad no está presente. Muchas madres, lejos de sentirse mal, experimentan alivio al volver a trabajar o simplemente al recuperar tiempo para ellas mismas. Y aunque es un alivio natural y necesario, sigue siendo difícil expresarlo abiertamente, por miedo a ser juzgadas. ¿Cómo puedes decir que te sientes bien al tener espacio personal sin que te vean como una madre “egoísta”?

Parece que no importa lo que hagas, siempre habrá un motivo para sentir culpa. Si te quedas en casa, sientes que deberías estar trabajando. Si vuelves al trabajo, te preguntas si deberías estar más tiempo con tus hijos.

Encontrar tu espacio

Más allá de esta lucha interna, es esencial buscar esos pequeños momentos para ti misma.

Cada mujer vive su maternidad de manera diferente, pero muchas coinciden en que es crucial tomarse tiempo para recargar energías.

En esta etapa, algunas encuentran refugio en el deporte, en el apoyo de un psicólogo o incluso en disfrutar de una noche de fiesta con amigos. Es importante recordarnos que está bien sacrificar algunos momentos con tus hijos para cuidar de ti misma. Ellos solo tendrán 9 años una vez, pero tú también solo tendrás 45 una vez. Tu bienestar emocional y físico son igualmente importantes.

Cambiemos el discurso

Es hora de que cambiemos la narrativa. Cuidar a los hijos no es una simple “obligación” ni un rol menos importante. Es un trabajo lleno de amor, esfuerzo y dedicación, y merece ser reconocido como tal. Como sociedad, debemos aprender a apoyar a las madres, a dejar de juzgarlas por sus decisiones y a recordar que cuidarse a una misma no solo es válido, sino fundamental para poder cuidar de los demás.

¡Hagamos del autocuidado una parte esencial de la maternidad!

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