Muchas mujeres se sienten culpables por no estar al 100% cuando toca disfrutar de sus hijos por estar ocupadas con otras tareas. Un día te despiertas siendo madre y te olvidas de ser mujer, es a lo que nos empuja la sociedad, ponernos una etiqueta que trae consigo una serie de responsabilidades que si no cumplimos nos hará calificarnos como “malas madres”.
¿Alguna vez te has sentido juzgada por dedicarte tiempo para ti o, al contrario, no hacerlo nunca? Es esencial relajarte en cuanto a tus exigencias, pues puede que la primera que lo esté haciendo, seas tú misma.
En el proceso de ser mamás, nos olvidamos de quienes éramos antes de serlo y debemos trabajarlo por nosotras, dedicarnos tiempo, hacer deporte, disfrutar algún hobbie… Y no significa que queramos menos a nuestros hijos o seamos malas madres, al contrario, hacemos todo eso para poder disfrutar después plenamente de nuestra familia.
Eso sí, cada una de nosotras tiene su propio ritmo de adaptación, y es importante respetar ese proceso. No sabemos lo que puede estar pasando cada mamá en su vida personal. Por lo tanto, es esencial abstenerse de juzgar y permitir que cada mujer lleve su maternidad a su propio ritmo.
Además, puede ser que, en ciertos momentos, necesites enfocar toda tu energía en tus hijos y dedicarles un tiempo exclusivo. Esto no solo es normal, sino que es parte integral del proceso de crianza. Sin embargo, también es importante recordar que, pasado ese tiempo, llega el momento de reconectar contigo misma y volver a ser “tú”.
Asique en lugar de dejarse consumir por la culpa de no poder estar al 100% todo el tiempo, debemos recordar que el amor y la presencia en los momentos importantes son lo que realmente cuenta. Al final del día, un abrazo reconfortante, una conversación sincera o incluso un paseo tranquilo pueden tener un impacto mucho más duradero que estar las 24 horas pegada a ellos.
Para todas las madres que no paran en todo el día y acaban agotadas por cosas pequeñas que parece que no se ven, pero que tienen un impacto muy grande, que sepas que eres buena madre y no pasa nada si pierdes los nervios o te frustras, eso significa que eres normal.
Has hecho muy buen trabajo, date un respiro, te lo mereces.