La ansiedad cada vez es más frecuente en nuestros días y es un enemigo silencioso del que apenas nadie quiere hablar por miedo a sentirse débil. Lo cierto es que no hablar de la ansiedad, genera más ansiedad.

Seguro que en algún momento te has preguntado, ¿Esto es ansiedad?

Pero, ¿realmente sabemos qué es la ansiedad y por qué se genera esta sensación?

La ansiedad es un sistema de alerta ante situaciones amenazantes y que se une a nuestra valoración para afrontarlas

Sí, la ansiedad aparece cuando se genera en nuestra vida alguna situación para la que no estamos preparados o, que directamente, nos sobrepasa mentalmente. Se da en todas las personas y según numerosos estudios, la ansiedad en niveles medios mejora aspectos esenciales de la vida como el rendimiento y la adaptación.

El problema viene cuando esas situaciones que el entorno nos genera nos sobrepasan hasta el punto de no ser capaces de afrontarlas; entonces la ansiedad aumenta y nos dificulta nuestra vida diaria, llegando a afectarnos física, emocional y cognitivamente.

Entre el 15-20% de la población mundial sufre de ansiedad, porcentaje que se duplica en mujeres

Las mujeres, históricamente, hemos tenido que interiorizar y seguir unos roles o mandatos de género, tales como ‘CÓMO DEBEMOS SER’, ‘CÓMO VESTIR’, ‘CÓMO COMPORTARNOS’, etc. 

De esta manera surge un conflicto interior entre “lo que debemos ser” y “lo que queremos ser”, que se traduce en malestares de género que llevan a la ansiedad en muchos de los casos.

¿Cómo podemos lidiar con la ansiedad?

Lo primero, es entender que NO HAY NADA MAL EN NOSOTRAS. Muchas veces tenemos la sensación de que no somos lo suficiente, que no encajamos, que no somos capaces… El sentimiento de culpabilidad es uno de los peores porque siempre te sientes mal por lo que haces, y es el primer gran tema que tenemos que abordar y disolver.

Como hemos comentado antes, la ansiedad afecta a tres niveles: físico, cognitivo o mental, y emocional. Por ende, veamos punto por punto qué podemos hacer para combatir la ansiedad.

Físicamente: la ansiedad ha sido, históricamente, un mecanismo de defensa. Conceptos de supervivencia, caza o lucha estaban ya en nuestros antepasados desde hace milenios. Así, para equilibrar los niveles físicos de ansiedad, es necesaria la activación de ciertas hormonas para descargar la sobreactivación que la ansiedad genera.

Por eso es importante encontrar un deporte, un espacio o cualquier actividad con la que disfrutemos y estemos cómodas con nosotras mismas. Eso sí, este proceso lleva un tiempo de introspección y conocerse a una misma, por lo que, date tiempo.

Practicar un deporte o bailar tienen un efecto ansiolítico muy grande, haciendo que los niveles de cortisol y adrenalina bajen.

Mentalmente: aquí también tenemos que hacer un ejercicio de introspección. Conocernos a nosotras mismas, observar y reconocer qué pensamientos son los que generan ansiedad. ¿Son pensamientos intrusivos? ¿Son recurrentes? ¿En qué momentos del día aparecen más?

Por otro lado, tenemos que reconocer si esos los mensajes que me mandan esos pensamientos que me generan ansiedad, ¿hacen que me juzgue a mi misma? ¿Me burlo o me infravaloro?

Estos detalles son muy importantes, ya que hay puntos ciegos dentro de nosotras que no podemos identificar solas, y que con ayuda profesional algunas veces nos ayudará a hacer cambios necesarios en cómo nos tratamos.

¿Qué herramientas podemos utilizar para frenar un poco el impacto de la ansiedad en nuestra cabecita? Hay muchas y podemos probar una a una hasta encontrar la que mejor nos resulte. Algunas de ellas son escribir esos pensamientos intrusivos en una hoja de papel, y después quemarla en frente nuestra, lo que se conoce como exhortización. 

Podemos meditar, leer, salir a escuchar música… En definitiva y aunque parezca fácil de leer, cualquier cosa que nos distraiga.

Por último, y no menos importante, el nivel emocional. La ansiedad toca nuestro lado más sentimental, y nos hace sentir mal, solas e indefensas. Las emociones, por su propia naturaleza, necesitan ser expresadas y compartidas, pues, de lo contrario, quedan reprimidas y nos sentiremos peor. 

Algunas herramientas para canalizar esas emociones pueden ser: escribir en un diario, contar cómo nos sentimos a nuestra mejor amiga, a nuestra familia, o, si  lo ves necesario, acude a un Psicólogo/a.

En definitiva, la ansiedad es una de las grandes lacras de la sociedad actual, y no podemos pasarla desapercibida. Para las mujeres, social e históricamente siempre se nos ha permitido mostrar más nuestras emociones.

No obstante, lectora, no estás sola en esta lucha, porque, ¿sabes cuál es el mayor superpoder que tenemos las mujeres? El poder cuidarnos, las unas a las otras.

Un abrazo.

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